Anticonceptivos orales: una alternativa para cada usuaria

Hoy es posible acceder a nuevos compuestos y principios activos que brindan respuestas más eficientes e inocuas. Sin embargo, es importante no automedicarse y acudir siempre a un especialista porque cada mujer tiene sus propias necesidades, requerimientos y diferencias, tanto orgánicas como de historial clínico.

La industria farmacéutica ha desarrollado nuevas generaciones de anticonceptivos que atienden de manera cada vez más segura los diferentes requerimientos de las mujeres que, por decisión propia o recomendación médica, postergan su maternidad.

 

Sin embargo, este amplio portafolio de productos no necesariamente es igual de efectivo para todo el público que puede acceder a ellos. Simplemente porque no todos los anticonceptivos ni todas las mujeres son iguales.

 

El público heterogéneo -que abarca desde niñas adolescentes hasta mujeres en etapas previas a la menopausia- tienen requerimientos hormonales muy diferentes. Por lo tanto, no todas pueden ingerir el mismo medicamento. Así como tampoco es recomendable que consuman cualquier anticonceptivo sólo porque a una amiga le funcionó bien.

 

Para tener en cuenta

 

En primer lugar, se debe considerar las condiciones de salud de cada usuaria, verificando o descartando que sufran de afecciones tales como: mayor o menor actividad androgénica (hormonas sexuales masculinas), hirsutismo (desarrollo excesivo de vello), acné u otras enfermedades cutáneas, mastodimia (dolor de mamas), hinchazón en las piernas, sobrepeso o retención de líquidos, insulino-resistencia, hipertensión u otras patologías con indicaciones clínicas especiales.

 

 

Tampoco se debe olvidar al grupo de mujeres que toma medicamentos por distintas razones como, por ejemplo, anti compulsivos o tratamientos para la epilepsia; o bien, antibióticos u otro tipo de fármacos que pueden generar algún efecto adverso con el anticonceptivo, o reducir su efectividad.

 

Desarrollos positivos

 

En los últimos años la industria farmacéutica se ha abocado a reducir la cantidad de estrógeno contenida en los anticonceptivos de píldora combinada, esfuerzo que permitió, entre otras cosas, minimizar los efectos metabólicos y anabólicos en un gran porcentaje de pacientes.

 

 

Lo anterior permitió que un amplio grupo de mujeres no aumente de peso por el uso crónico de la hormona y, además, se avanzó en la reducción de otros eventos adversos particulares, como las enfermedades trombo embólicas.

 

En forma paralela, diversas investigaciones permitieron incorporar componentes que redujeron el riesgo de intolerancia gástrica, mientras que otros principios activos nuevos se han traducido en productos más seguros e inocuos para aquellas usuarias que sufren determinadas patologías mamarias, o que se encuentran en período de pre menopausia.

 

La industria también desarrolló recientemente diversas formulaciones a base de progestinas que producen los siguientes beneficios:

·         Mejoran el control del ciclo menstrual.

·         Reducen la aparición de acné.

·         Proporcionan beneficios diuréticos.

·         Ayudan a disminuir la cantidad de flujo menstrual.

 

No al tabaco

 

Una de las principales advertencias que los especialistas plantean es no combinar anticonceptivos con tabaco, ya que se puede generar una tríada muy peligrosa, integrada por el cigarrillo, la edad de la mujer (más de 35 años), y los anticonceptivos orales compuestos de estrógeno y progestina (que son la mayoría).

 

Dicha mezcla puede producir fenómenos trombo embólicos en las extremidades, pulmones, corazón y cerebro, que pueden ser potencialmente fatales o capaces de generar graves secuelas fisiológicas y neurológicas.

 

Estos potenciales riesgos que pueden presentarse en un reducido número de pacientes, refuerzan la importancia de consultar al especialista antes de comprar cualquier anticonceptivo, ya que él podrá indicar cuál es el más adecuado para cada mujer.

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