Hipertensión Arterial: Cinco mitos que deberías conocer

Existen numerosas creencias relacionadas con la alimentación, causas y efectos de esta enfermedad que afecta a más del 50% de la población mayor de 60 años. El Dr. Jaime González, especialista en medicina interna de la Universidad de Chile, aclara los principales mitos en torno a esta patología.

La hipertensión arterial es el alza de la presión arterial de forma mantenida (o crónica) a niveles tales que puede producir daño a distintos órganos del cuerpo, como cerebro, corazón, riñones y retina. Sus causas se dividen en secundarias (enfermedades al sistema endocrino, sistema nervioso, a la irrigación de los riñones o también al uso de algunas drogas psicoestimulantes) y primarias (o llamada esencial), siendo esta última la más frecuente.

Se trata de una patología con múltiples y graves riesgos, como los accidentes cerebrovasculares e infartos al miocardio, convirtiéndose en la principal causa de morbilidad y mortalidad en los hipertensos. Otros problemas que puede ocasionar es la retinopatía hipertensiva y la enfermedad renal crónica, asegura el Dr. Jaime González, especialista en medicina interna de la Universidad de Chile. 

 

¿MITO O REALIDAD?

 

1.    La Sal eleva la presión arterial

·         Realidad, la mayoría de las veces. Dado que en algunos pacientes con hipertensión arterial esencial, existe un mal manejo de los electrolitos por parte del túbulo renal, estos pacientes tienden a tener mayor presión arterial al consumir más sal. Otros pacientes hipertensos tienen menos afectada esta función y son menos propensos al alza de presión arterial por comer más sal. En líneas generales, es recomendable limitar el consumo de sal si hay factores de riesgo para hipertensión arterial (máximo 6 a 8 gramos al día, hay que tomar en cuenta que una marraqueta tiene aprox. 2 gramos de sal), sabiendo que algunos pacientes serán más afectados que otros.

 

2.    La presión arterial sólo afecta a la gente mayor

·         Mito. La hipertensión arterial secundaria suele afectar a los más jóvenes; la primaria, en cambio, suele darse por lo general en personas mayores, aunque también en pacientes jóvenes, sobre todo afectados con obesidad, tabaquismo y uso de drogas estimulantes.

 

3.    Dolor de cabeza, ojos rojos y sangramiento de nariz son señales de un alza de presión arterial.

·         Mito. Esta patología no tiene síntomas. Cuando existe un alza de presión severa con desarrollo de síntomas, se trata de una emergencia, que requiere hospitalización y manejo intensivo, debido a la gravedad del cuadro. De esta manera, la única forma de diagnosticar la hipertensión arterial es a través de exámenes de tamizaje (o screening) en el examen de medicina preventiva del adulto (o EMPA), que puede realizarse en cualquier consultorio o policlínico de Chile.

 

4.    La hipertensión es una enfermedad que se puede curar.

·         Parcialmente realidad. La hipertensión arterial esencial es una enfermedad multifactorial, con varios mecanismos propios del envejecimiento celular, por lo que es difícilmente curable. Por fortuna, existen fármacos muy efectivos para tratar y controlar esta patología y así interferir en los procesos fisiopatológicos y prevenir sus complicaciones. Son fármacos ampliamente disponibles y tienen una alta efectividad. La hipertensión arterial secundaria (que es debida a otra patología clara) sí es curable, en el caso que se identifique la causa subyacente.

 

5.    Si tomo medicamentos para la hipertensión, me puedo relajar con la alimentación.

·         Mito. Este es un mito muy frecuente y dañino. La hipertensión arterial tiene un manejo farmacológico y uno no farmacológico. El no farmacológico es el más importante, y se basa en hábitos de vida saludable, dietoterapia y ejercicios. Estos hábitos incluyen la higiene de sueño, el cese del tabaquismo o consumo de drogas y control del estrés emocional. La dieta debe estar basada en bajo consumo de sal (máximo 6 a 8 gramos al día), bajo consumo de psicoestimulantes (como la cafeína) y alto en consumo de antioxidantes y ácidos grasos poliinsaturados, como los polifenoles, que están presentes en frutos secos, el vino y el aceite de oliva. Hay múltiples estudios muy serios que señalan que la dieta mediterránea (o DASH, por sus siglas en inglés) es capaz de controlar la presión arterial en pacientes hipertensos.

 

Controlemos nuestra presión arterial y mantengamos un estilo de vida saludable con alimentación sana y ejercicios.  

Hipertensión Arterial: Cinco mitos que deberías conocer